GUIA FILOSOFÍA ONCE
SEGUNDO PERIODO
ACTIVIDAD 1
1)
Investigar que es altruismo, utilitarismo y
formalismo.
2)
Consulta los planteamientos filosóficos y
económicos de John Stuart Mill y Jeremy Bentham.
EL
UTILITARISMO EN EL SIGLO XIX.
Por utilitarismo se entiende una concepción de la
moral según la cual lo bueno no es sino lo útil, convirtiéndose, en consecuencia, el
principio de utilidad en el
principio fundamental, según el cual juzgar la moralidad de nuestros actos. Es
posible encontrar algunos esbozos de la doctrina utilitarista en A. Smith, R.
Malthus y D. Ricardo, si bien se trata de una doctrina moral y social que halla
sus principales teóricos en J. Bentham, James Mill y J. Stuart Mill. Para estos
autores, de lo que se trata es de convertir la moral en ciencia positiva, capaz
de permitir la transformación social hacia la felicidad colectiva.
J.
Bentham, como hiciera el epicureísmo, estoicismo y Espinosa, considera que las
dos motivaciones básicas, que dirigen o determinan la conducta humana, son el placer y el dolor. El ser humano, como cualquier
organismo vivo, tiende a buscar el placer y a evitar el dolor. Sólo dichas
tendencias constituyen algo real y, por ello, pueden convertirse en un
principio inconmovible de la moralidad: lo bueno y el deber moral han de definirse en relación a lo
que produce mayor placer individual o del mayor número de personas. Decir que
un comportamiento es bueno, significa que produce más placer
que dolor. Al margen de esto, según Bentham, los conceptos morales no son sino
entidades ficticias. La felicidad misma no sería sino existencia de placer y
ausencia de dolor. Bentham complementa este postulado básico con la aceptación
de los siguientes supuestos o principios, que constituyen su sistema: 1) que el
objeto propio del deseo es el placer y la ausencia de dolor (colocando así el
egoísmo o interés propio como el fundamento del comportamiento moral); 2) que
todos los placeres son cualitativamente idénticos y, en consecuencia, su
única diferenciación es cuantitativa (según intensidad, duración, capacidad de
generar otros placeres, pureza –medida en que no contienen dolor –, cantidad de
personas a las que afecta, etc.); y 3) los placeres de las distintas personas son conmensurables entre sí. En
otros términos, si el segundo principio suponía una indiferenciación
cualitativa de los placeres para un mismo individuo, este afirma una
indiferenciación cualitativa inter individuos. En efecto, si el
origen o la modalidad de la sensación placentera (como la del dolor) son
variables irrelevantes, el bien
global de una persona
cualquiera queda determinado unívocamente por el sumatorio de las magnitudes de
las distintas modalidades de sensación. Esto tiene también un corolario, y es
que, si lo dicho se asume consecuentemente y la tendencia natural de todo ser
humano es hacia la maximización de su placer y minimización del dolor, los
medios elegidos para ello son irrelevantes prima
facie. La cláusula prima facie indica no que cualquier medio sea bueno, sino que (siendo las consecuencias
las mismas –en términos de satisfacción –) la elección de uno u otro sería
moralmente indiferente. Hechas estas asunciones, es fácil ver que los asuntos
morales podrían dirimirse fácilmente recurriendo a un simple cálculo utilitarista de las opciones o
alternativas de acción puestas en juego. Finalmente, la atención hacia otras
personas (denominada en los sistemas morales tradicionales bajo los términos de
altruismo, bondad, amor, etc.) tiene cabida en el sistema de Bentham, pero en
la medida en que satisfagan los postulados anteriormente mencionados, es decir,
en cuanto contribuyan a la satisfacción del interés propio. En la medida en que
una persona necesita ser amada, para así eliminar el dolor de su soledad, en
esa misma medida debe ocuparse de los demás, con el fin de que los demás
también se ocupen de uno: los deberes para con los demás, son deberes en la
medida en que los demás nos puedan resultar útiles.
J. Stuart
Mill, por su parte, asume la máxima general utilitarista, según la cual, la
tendencia natural de todo individuo hacia la felicidad presupone el esfuerzo
por aumentar el placer y disminuir el dolor. Sin embargo, no coincide con
Bentham en la necesidad de admitir los tres principios anteriormente citados.
Respecto al primero arguye que la felicidad propia no es alcanzable totalmente
sin, de una u otra forma, procurar también la felicidad de los demás. Además,
Mill admite el sacrificio, la renuncia o el comportamiento, en general, no interesado
como una actitud moral que, en ciertas circunstancias, puede coincidir con la
propia teoría utilitarista (matizando que dicho sacrificio no constituye un
bien en sí mismo, sino un bien en la medida en que contribuya a la felicidad de
los demás). Así, en El
Utilitarismo, se nos dice:
«En la norma áurea de Jesús de Nazaret, leemos todo el espíritu de la ética
utilitarista: "Haz como querrías que hicieran contigo y ama a tu prójimo
como a ti mismo"». Respecto a lo segundo, Mill no cree en una indiferenciación
cualitativa de los placeres; al contrario, habla de la necesidad de distinguir
placeres superiores de otros inferiores. Finalmente, reconoce que si esta
diferenciación cualitativa debe observarse en una misma persona, ya no podemos
hablar coherentemente de la comparabilidad de los placeres entre diferentes
personas. Ciertamente, es preferible (moral y utilitariamente hablando) una
persona que ha conquistado los placeres intelectivos, aunque insatisfecha en
otros terrenos, a una satisfecha en los placeres sensoriales, pero vacía de los
contemplativos. En este punto, el utilitarismo de Mill tiene rasgos de
Aristotelismo, epicureísmo (que no hedonismo craso) y estoicismo innegables.
Estas
diferencias entre los sistemas de Bentham y Mill, ha permitido que se distingan
entre dos actitudes
utilitaristas subyacentes a
cada sistema: un utilitarismo
psicológico (Bentham) que
pretende el análisis desapasionado —y no desprovisto de cierta ironía— de las
motivaciones del comportamiento individual y colectivo, y un utilitarismo idealista (Mill) cuya pretensión es destacar
que ciertos valores éticos tradicionales (libertad, compasión, igualdad, etc.)
son lo que más conviene (utilitaristamente hablando) al
ser humano.
John
Stuart Mill
Se puede decir que John Stuart Mill fue un gran economista
con teorías relacionadas con la distribución y producción. En que los bienes de
la fabricación tienen una curva perfectamente elástica y el costo de esta es la
que determina el precio del bien. Sin embargo, como filósofo se enfocaba más en
la satisfacción completa del ser humano. Este ideal para ese entonces no surgió
con mucha fuerza pero tiempo después gracias a los conceptos de Stuart aparece
la consideración de fondos salariales y la relación que se debe de dar entre el
patrón y obrero respecto a las jornadas de trabajo y la formación de
sindicatos.
Jeremy
Bentham
J. Bentham nació en
Houndsditch, Londres y realizó sus estudios en Oxford. Las cuestiones jurídicas
llamaron siempre su atención volcándose plenamente al estudio del Derecho
aunque dedicándose más a la tarea de reflexión y análisis.
Fundó en 1824 la Westminster Review con el confesado propósito de exponer
y defender en ella un “radicalismo filosófico” tendiente a defender
la libertad, que él asociaba con la libertad de pensamiento y expresión,
así como impulsar todas aquellas reformas políticas y constitucionales que
fueran necesarias. Esta última tarea parece haber sido la motivación principal
de J. Bentham.
De hecho no estaba
tan interesado como Hume en reflexionar abstractamente sino en someter a juicio
y transformación lo aceptado generalmente en su época.
Es de reconocer que la Inglaterra de la época
de Bentham se conmovía ante los excesos atroces de la Revolución Francesa.
Como resultado, el apego a la tradición se fortaleció ante lo sucedido en el
continente y personajes como Edmund Burke llamaban a mantener el estado de
cosas en la sociedad. La necesidad de cambios, no obstante, era innegable,
sobre todo en ciertas áreas. Es aquí donde el utilitarismo hizo sus mayores
contribuciones, gracias a Bentham y a J. S. Mill, cuya tarea consistió en
acrisolar el pensamiento del primero siendo que presentaba flancos débiles a la
crítica.
TALLER 1
Explica
teniendo en cuenta el texto anterior
- Bien
en sentido moral
- Bien
en sentido positivo o económico
- Cuales
son los principios planteados por Bentham
- Que
es la felicidad dentro del utilitarismo
- Cual
es el significado de una persona dentro de un sistema utilitarista
- Cuales
son los planteamientos de J. Stuart Mill
- Comenta la
incidencia del utilitarismo para nosotros hoy
- Utilidad
individual
- Realice
un escrito a manera de ensayo en el que argumente sobre la importancia de
ser feliz individual y colectivamente
ACTIVIDAD 2
1. Consulte la
biografía de FEDERICO NIETZSCHE
2. ¿Que es el
nihilismo?
3. ¿Que es el
devenir?
Vitalismo
Se
llama vitalista a toda teoría filosófica para la que la vida es irreductible
a cualquier categoría extraña a ella misma.
Este término es poco preciso pues con él nos referimos a teorías filosóficas
muy distintas, con el único elemento común de reivindicar la vida como una
realidad singular que no puede ser entendida en términos ajenos a ella. Aunque
algunos autores señalan la presencia de teorías vitalistas anteriores al siglo
XIX, es más común situar estas doctrinas en la segunda mitad de ese siglo y
primeras décadas del XX. Centrándonos en este período, podemos establecer dos
grandes líneas del vitalismo:
1) El vitalismo
en la ciencia: con el triunfo de las ciencias naturales, a partir
de la Edad Moderna ,
muchos autores consideraron que los fenómenos vitales podían ser explicados en
términos materiales; el punto de vista mecanicista dominante sugería que
podemos entender a los seres vivos a partir de la comprensión de los fenómenos
fisico-químicos y que la vida no representa un nivel de realidad
cualitativamente distinto de la realidad inorgánica. Frente a este punto de
vista, algunos biólogos creyeron que existe una diferencia esencial entre los
seres orgánicos y los no orgánicos y que los primeros no pueden ser reducidos a
los segundos. Estos
científicos postularon la existencia de un principio propio en los seres vivos,
principio responsable de su comportamiento finalista y de las distintas
actividades vitales, por lo que consideraron que los fenómenos vitales no
pueden explicarse mediante las leyes de la física y la química. Este
principio irreductible a términos mecánicos y fisico-químicos recibió distintos
nombres: “fuerza vital” (Claude Bernard, 1813-1878), “fuerza
dominante” (Johannes Reinke, 1849-1931), “entelequia” (Hans
Driesch, 1867- 1941).
2) El vitalismo en la filosofía: en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX encontramos
importantes filósofos que desarrollan toda su filosofía a partir de la
reflexión relativa a la vida. Dentro de esta línea del vitalismo se suelen
distinguir también diversas corrientes en función de su concepto de vida. Es
habitual señalar al menos dos formas de entender la vida: la vida en el sentido
biológico y la vida en el sentido biográfico e histórico:
·
la vida en el sentido biológico: este concepto subraya el papel del cuerpo, los instintos, lo
irracional, la naturaleza, la fuerza y la lucha por la subsistencia. El
vitalismo de Nietzsche se incluye en este grupo;
·
la vida en el
sentido biográfico e histórico: pero también
podemos referirnos a la vida como conjunto de experiencias humanas dadas en el
tiempo, tanto en su dimensión personal o biográfico como en su dimensión social
o histórica. La filosofía de Ortega y Gasset se incluye en este grupo. Ortega
utilizará las categorías de la vida entendida de este modo (vivencia, teoría de
las generaciones, perspectiva) para el desarrollo de su filosofía.
El vitalismo en filosofía se
presenta como una doctrina contraria al racionalismo. Los conceptos más
importantes alrededor de los que gira la filosofía vitalista son: temporalidad,
historia, vivencia, instintos, irracionalidad, corporeidad, subjetividad,
perspectiva, valor de lo individual, cambio, enfermedad, muerte,
finitud...
Se puede entender la totalidad de
la filosofía de Nietzsche como el intento más radical de hacer de la vida lo
Absoluto. La vida no tiene un
fundamento exterior a ella, tiene valor en sí misma. Y la vida entendida
fundamentalmente en su dimensión biológica, instintiva, irracional. La vida
como creación y destrucción, como ámbito de la alegría y el dolor. Por esta
razón, Nietzsche creyó posible medir el valor de la metafísica, la teoría del
conocimiento y la ética a partir de su oposición o afirmación respecto de la
vida.
TALLER 2 – con ayuda del libro
1. Señala las
diferencias entre la concepción apolínea de la vida y la dionisíaca.
2. Explica el sentido
que le da Nietzsche a la “muerte de Dios”.
3. ¿Nietzsche rechaza
todo tipo de valores morales? Justifica tu respuesta.
4. Destaca los
elementos de decadencia que Nietzsche cree encontrar en la cultura occidental.
5. ¿En qué sentido el
cristianismo es “platonismo para el pueblo”?
6. ¿Cómo se relaciona
la muerte de Dios con la aparición del superhombre?
7. ¿Qué cargos
presenta en contra de la filosofía platónica?
TALLER 3
EJERCICIOS
CON TEXTOS
TEXTO 1
“La rebelión de los esclavos
en la moral comienza cuando el resentimiento mismo se vuelve creador y engendra
valores: el resentimiento de aquellos seres a quienes les está vedada la
auténtica reacción, la reacción de la acción, y que se desquitan única-mente
con una venganza imaginaria. Mientras que toda moral noble nace de un
triunfante sí dicho a sí mismo, la moral de los esclavos dice no, ya de
antemano, a un “fuera”, a un “otro”, a un “no-yo”; y ese no es lo que
constituye su acción creadora. Esta inversión de la mirada que establece valores ―este
necesario dirigirse hacia fuera en lugar de volverse hacia sí― forma parte
precisamente del resentimiento: para surgir, la moral de los esclavos necesita
siempre primero de un mundo opuesto y externo, necesita, hablando
fisiológicamente, de estímulos exteriores para poder en absoluto actuar, ―su acción
es, de raíz, reacción. Lo contrario ocurre en la manera noble de valorar: ésta
actúa y brota espontáneamente, busca su opuesto tan sólo para decirse sí a sí
misma con mayor agradecimiento, con mayor júbilo, ...”.
Nietzsche, La genealogía de la moral, I, Alianza Editorial, Madrid
Nietzsche, La genealogía de la moral, I, Alianza Editorial, Madrid
- Explica
el significado de las siguientes expresiones del texto: “resentimiento”,
“moral noble”, “moral de esclavos”.
- Explica
a qué llama Nietzsche superhombre y relaciónalo con la tabla de valores de
la moral aristocrática.
- Compara
la propuesta moral de Nietzsche con la platónica.
TEXTO 2
“Primera tesis. Las razones por las
que “este” mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su
realidad, ―otra es-pecie distinta de realidad
es absolutamente indemostrable.
Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al “ser verdadero” de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, ―a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el “mundo verdadero”: un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.
Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de “otro” mundo distinto de este no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un ins-tinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de “otra” vida distinta de ésta, “mejor” que ésta.
Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo “verdadero” y en un mundo “aparente”, ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la décadence, ―un síntoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues “la apariencia” significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, ―dice sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco.”
Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos. Alianza Editorial, Madrid
Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al “ser verdadero” de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, ―a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el “mundo verdadero”: un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.
Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de “otro” mundo distinto de este no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un ins-tinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de “otra” vida distinta de ésta, “mejor” que ésta.
Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo “verdadero” y en un mundo “aparente”, ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la décadence, ―un síntoma de vida descendente... El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues “la apariencia” significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, ―dice sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco.”
Nietzsche, Crepúsculo de los ídolos. Alianza Editorial, Madrid
1. Explica
el significado de las siguientes expresiones del texto: “mundo verdadero”,
“vida descendente”, “dionisíaco”.
2. Explica
qué quiere decir Nietzsche con la frase “los signos distintivos que han sido
asignados al “ser verdadero” de las cosas son los signos distintivos del
no-ser, de la nada”.
3. Relaciona
el contenido del texto con la crítica de Nietzsche a la metafísica.
ACTIVIDAD 2
1. Consulte la
biografía de Max Weber y Wilhelm
Dilthey
2. ¿Que es
panteísmo?
Corriente de pensamiento que surge en Alemania a finales del
siglo XIX impulsada por la obra de W. Dilthey, a raíz de su distinción entre
las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu, basada en la
distinción ontológica entre el mundo natural y el mundo histórico, al que
considera el resultado de la acción única e irrepetible de los seres humanos.
Los hechos a los que tal acción da lugar quedan vinculados al contexto en que
se produce, y a la relación entre el pasado y el presente, únicos elementos que
pueden permitir su comprensión.
Dilthey se opone a las concepciones de la historia de los románticos y de los idealistas, al afirmar que las verdades y valores son relativos a cada época, y no la manifestación de lo Absoluto o de cualquier otra esencia universal, negando así toda finalidad última y trascendente de la historia.
Los tipos son las únicas formas de generalización legítimas dentro de las ciencias del espíritu. Estas se basan en las diversas formas de expresión de vivencias semejantes. A partir de un examen histórico, Dilthey señala tres tipos de visiones:
Naturalismo: Es un
enfoque materialista que postula explicaciones causales y mecanicistas de la
realidad. En consecuencia, es anti-espiritualista.
Idealismo de
la libertad:
La persona, la libertad y la trascendencia divina, es el centro a partir del
cual concibe el mundo.
Idealismo
objetivo:
Es una perspectiva panteísta en la cual prevalece la idea del todo y la unidad
del universo.
Finalmente,
cabe señalar que Dilthey apunta que toda comprensión es comprensión histórica:
todos sus desarrollos metodológicos conducen a considerar la vida como una
realidad radical e irreductible a cualquier otro tipo de realidad y solo
comprensible desde sí misma. La historia, construye estructuras y conexiones
dinámicas centradas en sí mismas, de allí, se concebirá el carácter relativo de los valores y de la verdad: todo
valor y toda concepción del mundo debe ser juzgada de acuerdo a su contexto
histórico. Cabe destacarse que Dilthey destacó puntualmente que no debía
interpretarse este método como un escepticismo en función de la verdad.
TALLER 3
1)
Realice un paralelo entre los aportes dados
por Dilthey y Weber.
2)
Realice un mapa conceptual con la información
de historicismo presentado por Dilthey.
3)
Resalte la importancia del concepto
historicista para nosotros hoy.